ADICCIONES SIN SUSTANCIAS
UNA NECESARIA VUELTA AL INICIO DE LA VIDA
Karina Vanesa Salierno (inédito)
En la infancia y la adolescencia la hiperconectividad es una causa importante de estrés y dependencia digital. Cada día se les hace más difícil descansar sus mentes, relajar sus cuerpos y dedicar tiempo a actividades recreativas al aire libre. El exceso y la periodicidad ilimitada de notificaciones impacta negativamente en el desarrollo neuronal, ya que la atención dividida en múltiples tareas modifica la capacidad de concentración para el análisis y comprensión de textos. Entonces, comienzan a desarrollarse, en donde antes no existían, trastornos de estrés y ansiedad en la vida de los niños y adolescente, quienes sienten angustia al estar “off line”, a no ser reconocidos por sus pares en el ecosistema digital o a tener “miedo a perderse algo”.
Cuando existe un abuso en el uso de la tecnología, de forma que puede afectar la salud y perder la conexión con el mundo real, es necesario advertir la presencia de una posible patología de adicción e intervenir de forma urgente. Como tal, resulta complejo que el adicto a las redes se considere como tal y pida ayuda, por lo cual los progenitores y referentes afectivos deberán estar alertas a las señales de riesgo que indiquen que se está en presencia de una posible adicción, como por ejemplo fracaso escolar, trastornos de conducta, pérdida de la capacidad de control, rechazo de la imagen corporal, déficit de atención o hiperactividad, fobia social u hostilidad social. La adicción se basa en la satisfacción inmediata y constante de la sensación de placer por la gratificación inmediata.
Entonces nos preguntamos ¿Cómo respondemos los adultos a las preguntas existenciales de la vida? ¿Cómo gestionamos el miedo, la angustia, las amenazas, las dificultades laborales, la muerte?
En la infancia y la adolescencia el apego es esencial para desarrollar las aptitudes más importante de la personalidad. Todas las personas buscamos estar cerca de aquellas personas queridas, sobre todo en situaciones de estrés, ansiedad, miedo, cansancio o enfermedad. La mirada, el abrazo, la palabra y las caricias son vínculos saludables que transmiten al niño sensación de bienestar, de felicidad. Los niños y las niñas necesitan personas adultas que los contengan, que los apoyen y que los miren. El apego se forma con la mirada del otro, pero ¿Dónde está el otro? Los niños nos miran y ¿que ven?
En las conductas adictivas la persona no es capaz de autoregular sus emociones, y cuando los progenitores o responsables parentales no logran indentificar las señales emocionales de sus hijos, no los pueden ayudar a gestionar sus emociones y se produce un apego irregular, en un contexto social y familiar en donde cada uno está en su propio universo digital. Desaparece la mirada hacia el otro, el apego, la empatía y se reemplaza por el efecto adrenalítico de la tecnología. La liberación de dopamina favorece la adicción y genera una vuelta a la mirada del otro como eje fundamental para aquietar la ansiedad.
¿Cuáles son las señales de alarma en las adicciones tecnológicas?
- Agresividad no reconocida en NNA frente a los límites impuestos al uso de la tecnología en edades cada vez más tempranas.
- La vida gira en torno al ecosistema digital, las prioridades se entremezclan.
- Alteraciones del sueño
- Consumo desproporcionado de tecnología
- Aislamiento
- Hurto de la tarjeta de crédito para adquirir servicios digitales (micropagos).
- Baja del rendimiento escolar
¿Qué tenemos que hacer?
Pedir ayuda cuánto antes.
¿Cómo podemos ayudar?
- Desarrollar un sistema precoz de atención de adicciones tecnológicas tanto en el sistema de salud (pediatría) como en el sistema educativo.
- Asumir la responsabilidad como familia, progenitores, instituciones, sociedad y Estado.
- Trabajar en el desarrollo de una estrategia nacional sobre adicciones tecnológicas y en un protocolo de detección temprana de la problemática.
- Trabajar en la prevención integral y comunitaria a través de una estrategia coordinada basada en liderazgo en los proyectos, con pautas y objetivos claros.
- Trabajar en base a la experiencia y la evidencia empírica en un proyecto de higiene digital.
- No demonizar la tecnología y hablar de uso problemático, abusivo o compulsivo.
- No normalizar los juegos de azar.
- Trabajar sobre los modelos de éxito, la privacidad y la libertad.
- Trabajar sobre la ciberseguridad.


